22 de marzo de 2012

Conciencia


Hola, soy yo. Se que no sabes a quien me refiero que soy, pero nunca me he separado de ti, vivo en ti...

Soy yo quien te hace suspirar cuando piensas en esa persona que te atrae; si soy yo quien te hace rendirte ante una pasión o atracción para después, jugarte un mal rato diciéndote que lo que hiciste estuvo mal. Suena contradictorio, lo es, ¿qué no es contradictorio en el mundo?

¿Por qué a veces intento deprimirte? No me juzgues, trato de hacer las cosas bien, pero no tolero que me olvides y no me tengas en cuenta siempre; además ¿de qué te quejas?, he estado contigo en las buenas y en las peores, así sea para sacarte de una crisis o para hacerte entrar en ella.

Nunca has aprendido a hacerme totalmente parte de tu vida, me tienes como una opción que buscas en casos extremos porque soy yo quien quiere que dispongas del libre albedrío que posees, que cumplas tus deseos e impulsos y que seas libre; pero que después, te des cuenta si ello te sirvió para algo o si solo quedó en un recuerdo.

Soy yo a quien cambiaste su nombre, ahora me llamas “almohada”; como si un objeto inanimado pudiera darte el empujón de tomar decisiones como yo lo hago.

Soy yo a quien recurres cada noche, cada vez que estás solo o cada vez que quieres desahogarte, quien te dice que no eres perfecto, que eres uno más de los miles de millones que conforman el mundo y que busques soluciones o sentimientos verdaderos o yo me encargaré de que tú mismo acabes con tu vida.

Por favor, llámame por mi nombre…